30 julio 2025

El legado hispano en América, más allá del mito

30 julio 2025

El legado hispano en América: entre la leyenda y la historia


A medida que uno se adentra en las redes sociales, es cada vez más frecuente encontrar discursos polarizados que dibujan la historia en blanco y negro. Entre ellos, destacan ciertas narrativas que, desde algunos sectores nacidos en tierras de Hispanoamérica, presentan a España como una potencia exclusivamente destructora: saqueadora de riquezas, exterminadora de pueblos, imposibilitadora de cultura. Es justo, sin embargo, preguntarse si esa visión resiste un análisis profundo o si forma parte de lo que algunos historiadores han llamado "la Leyenda Negra".

No se trata aquí de negar los errores del pasado. Como en toda empresa de conquista y colonización —ya sea española, inglesa, francesa u holandesa—, existieron episodios oscuros, abusos e injusticias. Pero tampoco podemos permitir que el juicio del presente borre los muchos aportes positivos de la presencia española en América durante más de tres siglos.

España no llegó al continente solo con la espada: llegó también con el arado, la cruz y la pluma. Fundó ciudades, organizó virreinatos, construyó catedrales, caminos, universidades, hospitales y sistemas administrativos que, con sus fallos y virtudes, siguen dando forma al continente. Universidades como la de San Marcos en Lima (1551), la de México (1551), o la de Santo Tomás en Bogotá (1580) fueron pioneras en el continente y anteceden a muchas de las que hoy se enorgullecen en Norteamérica. En muchas de estas instituciones se enseñaban disciplinas como teología, derecho, medicina, filosofía o matemáticas.

Además, la lengua española, la religión cristiana, el derecho romano, la imprenta y múltiples formas de organización social fueron legados duraderos. Se fomentó una gran mestización cultural, lingüística y biológica. Aunque hoy se use el término “mestizaje” con matices, hay que recordar que la Corona española permitió y en muchos casos fomentó la mezcla entre pueblos, lo que contrasta con la segregación racial impuesta por otros imperios coloniales.

España no exterminó a todos los pueblos originarios. Algunos sufrieron pérdidas enormes, sí, pero otros mantuvieron lenguas, costumbres e incluso autonomía durante siglos. Muchas culturas indígenas perviven hoy y se expresan en un contexto donde el español no las ha eliminado, sino que muchas veces ha servido también como vehículo para su difusión.

Por otro lado, la toponimia de América sigue llena de nombres españoles: San Juan, Santa Fe, Buenos Aires, Santiago de Chile, La Paz, Guadalajara, y cientos más. ¿No es esto un reflejo del legado perdurable? Las leyes de Indias, muy adelantadas para su época, buscaban proteger al indígena frente al abuso (aunque su aplicación real fuera irregular).

Contrasta todo esto con la admiración que muchos españoles sienten hoy por Hispanoamérica. En España hay un cariño profundo por los países hermanos del otro lado del Atlántico. Se celebra su cultura, su música, su literatura, su comida. España ha sido, en muchos casos, el primer defensor del idioma y la diversidad cultural hispanoamericana. Autores como García Márquez, Borges, Neruda o Vargas Llosa son parte del mismo universo literario que Cervantes o Unamuno.

Es natural que cada pueblo mire su historia desde una perspectiva crítica. Pero es necesario que ese análisis sea justo y honesto. Ni todo fue luz, ni todo fue oscuridad. El legado español en América es complejo, pero no puede resumirse en el saqueo de oro o la imposición de una sola visión. Fue, también, una de las primeras globalizaciones del mundo: una en la que América y España se transformaron mutuamente.

Reivindicar esa herencia común no es negar los errores; es reconocer que la historia compartida puede ser una base para el respeto mutuo, no para el rencor.

El legado hispano en América: más allá del mito


En las redes sociales se repite cada vez con más frecuencia una visión parcial y distorsionada del pasado común entre España y América. Algunos usuarios, especialmente de origen sudamericano, insisten en que España solo dejó muerte, oro robado, pueblos exterminados y una cultura destruida. Se difunden frases como “España no dejó ni una universidad”, “solo vinieron a saquear”, o “nos robaron todo y no dejaron nada”. Estas ideas, aunque populares, ignoran siglos de historia documentada y compleja que merece ser analizada con más rigor.

No se trata de negar los abusos o errores del proceso colonial. Pero tampoco se puede permitir que una narrativa sesgada reduzca la historia a una caricatura. España no fue únicamente conquistadora: fue también civilizadora, constructora, legisladora, evangelizadora, educadora y mestiza.

1. Universidades y educación

Una de las acusaciones más repetidas es que “España no fundó ni una universidad en América”. La realidad dice lo contrario:

Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú) – Fundada en 1551, es la universidad más antigua de América, aún en funcionamiento.

Universidad de México – También fundada en 1551, por cédula real de Carlos I.

Universidad de Santo Tomás de Aquino (Santo Domingo, República Dominicana) – Fundada en 1538, considerada la primera institución de educación superior del continente.

Universidad de Córdoba (Argentina, 1613)

Universidad de San Francisco Javier (Sucre, Bolivia, 1624)

Universidad de San Carlos (Guatemala, 1676)

Estas universidades enseñaban teología, derecho, filosofía, artes, medicina y lenguas clásicas, y eran equivalentes en rango a las universidades españolas.

Por comparación, la primera universidad en lo que hoy son los Estados Unidos (Harvard) fue fundada en 1636, es decir, casi un siglo después que San Marcos o México.

2. Infraestructura y urbanismo

España fundó más de 500 ciudades en América, muchas de ellas planificadas según modelos urbanos avanzados para la época:

México, Lima, Bogotá, Quito, La Habana, Caracas, Buenos Aires, Santiago, Asunción, La Paz, Guadalajara, Puebla…

Muchas fueron diseñadas en damero, siguiendo las “Leyes de Indias”, con plazas mayores, ayuntamientos, iglesias, hospitales y escuelas.

Se construyeron más de 70 catedrales, miles de iglesias, conventos, acueductos, puentes, fortalezas y caminos. Ejemplo: el Camino Real unía Ciudad de México con Santa Fe (Nuevo México) recorriendo más de 2.500 km.

3. Cultura y lengua

El idioma español es hoy hablado por más de 500 millones de personas, la mayoría en América. La lengua no fue solo impuesta; se mezcló con lenguas indígenas y hoy existen millones de hablantes bilingües, como en Perú, Bolivia o Paraguay.

La literatura hispanoamericana floreció gracias al legado lingüístico y educativo colonial. Obras como el Popol Vuh (maya-quiché) y Comentarios Reales (Inca Garcilaso) son ejemplo de sincretismo cultural.

La evangelización, aunque criticada desde la óptica moderna, implicó también alfabetización, traducción de textos sagrados a lenguas indígenas y la creación de escuelas de primeras letras.

4. Derecho y protección del indígena

Las Leyes de Indias (siglo XVI–XVIII) regulaban el trato a los indígenas. Aunque no siempre se aplicaron bien, fueron pioneras en reconocer derechos a pueblos originarios.

El caso de Bartolomé de las Casas es emblemático: fue uno de los primeros defensores de los derechos humanos en la historia.

La figura del protector de indios fue institucionalizada por la Corona, algo inédito en otros imperios coloniales.

5. Mestizaje y sociedad

A diferencia del modelo anglosajón basado en la segregación racial, la sociedad hispánica permitió y promovió el mestizaje. De ahí surgieron las castas: mestizos, mulatos, zambos... Hoy, millones de personas en Hispanoamérica descienden de esa mezcla y constituyen la mayoría social.

6. Toponimia, administración y legado político

Más de 60% de las ciudades latinoamericanas conservan nombres españoles o religiosos: San José, Santa Cruz, Santiago, San Juan, etc.

La división territorial en virreinatos, capitanías y audiencias sirvió de base para las futuras repúblicas.

Muchos símbolos patrios, como escudos, nombres y estructuras legales, derivan directamente del período virreinal.

España y América hoy

Frente a las críticas, en España existe un afecto profundo hacia América Hispana. Se celebra su música, su literatura, su gastronomía y su gente. No existe resentimiento: al contrario, hay orgullo por una historia común que, con luces y sombras, nos une más que nos separa.

España no robó solo oro: sembró una civilización que perdura en el idioma, en las ciudades, en la religión, en las leyes, en las costumbres y en las personas. Si América es hoy una potencia cultural, diversa y rica en identidad, es en buena medida gracias a esa raíz hispánica.

Cierro con una reflexión histórica de Octavio Paz, premio Nobel mexicano:
“La Conquista fue violenta, sí, pero también fundacional. Sin ella, no existiríamos tal como somos.”

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