01 septiembre 2025
- Toda la vida tomando betabloqueantes y ahora puede ser que sea un arma letal para la salud de quien los toma:
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Un ensayo en un centenar de hospitales demuestra que los betabloqueantes, recetados desde hace 40 años, no aportan beneficios a la mayoría de supervivientes de un ataque al corazón e incluso pueden ser perjudiciales para las mujeres
Millones de personas en el mundo están tomando cada día un fármaco con efectos secundarios sin necesitarlo, según revela este sábado una investigación realizada por más de un centenar de hospitales en España e Italia, sin participación de la industria farmacéutica. Un ensayo clínico, con 8.500 voluntarios, ha demostrado que los betabloqueantes ―unos medicamentos que desde hace 40 años se recetan de por vida tras un infarto― no aportan ningún beneficio a la mayoría de esos pacientes e incluso pueden ser perjudiciales para las mujeres. Uno de los líderes del trabajo, el cardiólogo Borja Ibáñez, calcula que en España puede haber 1,2 millones de personas tomando cada día betabloqueantes de manera totalmente inútil, arriesgándose a sufrir sus efectos secundarios, como fatiga, ritmo cardiaco lento y la disminución del deseo sexual. El científico, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), resume sus resultados de manera gráfica: “Es una bomba”.
Ibáñez, nacido en Madrid hace 50 años, presume de una característica infrecuente en la vanguardia de la medicina: “Yo no tengo ninguna relación con la industria, tengo absolutamente cero”. Ni siquiera acepta invitaciones a comidas o congresos médicos, típicas en el sector. Esa falta de conflictos de interés hizo que la Sociedad Europea de Cardiología lo seleccionara en 2014 para elaborar su guía de tratamiento del infarto de miocardio, un problema que cada año afecta a dos millones de personas en el continente, 70.000 de ellas en España. Ibáñez recuerda que se topó con una total ausencia de pruebas actuales de la eficacia de los betabloqueantes en los casos de infarto no complicado, pese a que se recetaban de manera masiva a millones de personas por sistema. Lo comentó con el director del CNIC, el cardiólogo Valentín Fuster, que tenía la misma sensación, y decidieron iniciar un ambicioso ensayo clínico, al margen de la industria, para averiguar si los fármacos funcionaban o no. Sus resultados se han presentado este sábado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, en Madrid.
Más de un centenar de hospitales acudieron a la llamada, con 8.500 pacientes que habían sufrido un infarto, con diferentes grados de gravedad. El ataque al corazón ocurre cuando el flujo de sangre con oxígeno se obstruye y no llega a una parte del músculo cardiaco, cuyas células empiezan a morir. Ibáñez subraya que la mayoría de las personas, el 70%, sobrevive al infarto con la capacidad de bombeo del corazón conservada. En un 20% de los casos, la actividad contráctil está moderadamente reducida. Y en el 10% restante la disfunción es evidente. El ensayo clínico incluyó pacientes de los dos primeros grupos. En ese 20% con afectación intermedia, sí se apreció un posible efecto positivo. Pero en el grupo mayoritario con infarto no complicado los betabloqueantes no sirvieron para nada. Fuster, que también preside el Hospital Cardiaco Monte Sinaí Fuster de Nueva York, alerta de que hay “millones de personas” en todo el mundo tomando estos fármacos sin necesidad. “Yo en los últimos 10 años no he utilizado betabloqueantes en pacientes con infarto no complicado, pero he tenido muchos debates con otros compañeros, había controversia. Ahora tenemos datos exactos”, proclama el cardiólogo.
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