12 octubre 2025
- En los estantes de supermercados y farmacias conviven cápsulas, polvos y barritas que prometen energía, inmunidad, belleza y longevidad. Se llaman “suplementos alimenticios”, y su presencia se ha multiplicado como si fueran la nueva panacea. Pero ¿qué hay detrás de esta industria? ¿Son realmente necesarios? ¿Por qué algunos cuestan una fortuna y otros apenas unos céntimos? ¿Y por qué se venden sin receta, como si fueran inocuos?
Una industria en auge… y en duda
El mercado de suplementos en España superó los 12 mil millones de euros en 2019, con proyecciones que lo sitúan entre 18 y 45 mil millones para 2026.
Más del 70% de la población los ha consumido alguna vez, especialmente jóvenes, quienes paradójicamente menos los necesitan.
El Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas alerta sobre su uso compulsivo y desinformado, impulsado por la estética, el marketing y la falsa promesa de salud rápida.
¿Cuándo son útiles?
Según especialistas como Mariana Covarrubias (UNAM), los suplementos pueden ser útiles solo cuando hay una deficiencia comprobada: vitamina D en personas con poca exposición solar, hierro en casos de anemia, proteínas en atletas de alto rendimiento.
“Los suplementos son una herramienta útil solo cuando existe una necesidad comprobada” — Mariana Covarrubias
Riesgos de la autosuplementación
Hipervitaminosis, daños renales, arritmias cardíacas, toxicidad hepática… son algunos de los efectos adversos cuando se consumen sin control.
El nutricionista Pablo Ojeda advierte que muchos confunden suplemento con sustituto: “Primero debemos comer bien. El problema es que la gente está sustituyendo comida por cápsulas”.
¿Por qué tanta diferencia de precio?
En farmacias, los suplementos suelen tener controles más estrictos, trazabilidad y respaldo clínico.
En supermercados, muchos productos se venden como “complementos dietéticos” sin necesidad de receta ni pruebas de eficacia, lo que permite precios bajos… pero también menor garantía.
Ojeda denuncia que el margen de beneficio en suplementos es “de muchos miles”, y que se venden productos enriquecidos que podrían sustituirse por alimentos reales: “Un solo boquerón equivale a tres litros de leche con omega-3”.
La respuesta no está en el envase, ni en el influencer, ni en el algoritmo de una tienda online. Está en tu cuerpo… y en el criterio de un profesional.
- Solo un médico o nutricionista titulado puede determinar si necesitas un suplemento. Esto se hace tras una evaluación clínica, análisis de sangre, historial dietético y estilo de vida.
- No basta con sentirse cansado o tener las uñas frágiles. Muchas veces, esos síntomas tienen causas multifactoriales que no se resuelven con una cápsula.
- Los suplementos no son preventivos universales, ni sustituyen una dieta equilibrada. Como dice EUFIC, “una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables suele aportar todos los nutrientes necesarios”.
- Grupos que pueden necesitar suplementos:
- Mujeres embarazadas (ácido fólico, hierro)
- Personas mayores (vitamina D, calcio)
- Veganos estrictos (B12)
- Pacientes con enfermedades crónicas o medicación que interfiera con la absorción de nutrientes
Reflexión final
No se trata de demonizar ni de idealizar. Se trata de informar, discernir y proteger. Porque cuando la salud se convierte en mercancía, el cuerpo deja de ser templo para volverse escaparate. Y en ese escaparate, muchos compran esperanza en cápsulas… sin saber que la verdadera nutrición empieza en el plato, no en el blister
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