La crítica que mencionas respecto al colesterol y el uso de estatinas es muy común en redes sociales y medios alternativos de salud, y tiene raíces tanto en argumentos científicos como en una desconfianza generalizada hacia la industria farmacéutica. Vamos a analizar los dos puntos que mencionas y luego hablar un poco sobre el trasfondo de esta situación:
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras entidades (como la American Heart Association) han promovido recomendaciones cada vez más estrictas sobre el nivel de colesterol LDL (“malo”) en sangre, apuntando a mantenerlo por debajo de ciertos valores (a menudo <100 mg/dL, o incluso <70 mg/dL en personas con riesgo cardiovascular alto).
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Esto está basado en estudios epidemiológicos que muestran una asociación entre colesterol elevado y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infartos y accidentes cerebrovasculares.
La crítica:
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Hay quienes argumentan que esos límites “ideales” se han ido reduciendo a lo largo de los años, no necesariamente por nuevos descubrimientos científicos contundentes, sino por comités en los que participan personas con vínculos con la industria farmacéutica, que tiene interés en ampliar el mercado de estatinas.
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Se señala que el colesterol es esencial para funciones clave del cuerpo: la producción de hormonas, la estructura de las membranas celulares, la síntesis de vitamina D, entre otras.
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Algunas voces médicas disidentes proponen que niveles de colesterol total de hasta 220 o incluso 250 mg/dL no son necesariamente peligrosos en personas sin otros factores de riesgo (como hipertensión, tabaquismo, diabetes, etc.).
Qué son las estatinas:
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Son medicamentos que reducen la producción de colesterol en el hígado. Se usan principalmente para prevenir eventos cardiovasculares.
Lo que muestran muchos estudios:
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En personas con alto riesgo cardiovascular, las estatinas reducen significativamente el riesgo de infarto o ictus.
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Sin embargo, en personas mayores sin antecedentes cardiovasculares previos, el beneficio es menor, y los efectos secundarios pueden superar las ventajas.
Efectos secundarios frecuentes:
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Dolores musculares (mialgias), fatiga, y en casos más graves, miopatía o rabdomiolisis.
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En personas mayores o con enfermedades neuromusculares, estos efectos pueden ser más graves o debilitantes.
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También hay sospechas sobre su efecto negativo en la memoria o el estado cognitivo, aunque los estudios no son concluyentes.
No necesariamente una “conspiración” en el sentido clásico, pero sí una mezcla de intereses económicos, inercia médica, conflictos de interés y simplificación de la medicina preventiva. Algunos puntos clave:
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Las farmacéuticas tienen poder real en la investigación, las guías clínicas y la educación médica.
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Muchos médicos están presionados para seguir protocolos aunque no siempre estén adaptados a cada paciente.
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Hay mucha desinformación en redes, tanto por parte de quienes exageran los peligros como por quienes minimizan los efectos adversos reales.
✅ Conclusión breve
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Sí, los umbrales de colesterol han sido cuestionados y pueden ser demasiado bajos en algunas guías.
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Sí, las estatinas pueden tener efectos negativos, especialmente en mayores o personas con enfermedades musculares.
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No siempre es necesario medicar, y en muchos casos sería mejor un enfoque centrado en dieta, ejercicio, y estilo de vida.
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No todo es conspiración, pero tampoco todo lo que dicen las guías oficiales está libre de intereses económicos.